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BAJO EL FARO
     UN EXILIO

Estamos frente a una instalación donde un faro aloja en el centro de su anclaje una fisura,  una perforación desde donde afloran  sonidos q pujan hacia arriba como sublevados, intentando emerger a la superficie. En su altura, en su morfología, aún no abandona su destino de ser señal, marca, guía para acercarnos hasta aquí. Se posa en un espacio ajeno, y señala , marca este lugar perforado, atravesado por sonidos q afloran desde el interior de la tierra y se funden con los q habitaron el faro. El relato es de la naturaleza y del hombre, de las dislocaciones q se producen en las geografías humanas y del planeta. Allí nuestra percepción auditiva se abre a remontar lo inaudible de este lado de la fisura y escuchar. 

Como una conciencia intima, como supervivencias q se sublevan y buscan emerger, hechos bajo el agua, cartas de navegación, y el alfabeto desoído de algún naufrago, todo allí , sin distancia, sin tiempos, sin destino, pero resistiendo a su silencio , ahora deviene sonidos .

Son gestos q nos hacen señas desde una oscuridad anodina y anacrónica, como las manos de nuestros ancestros  que en las cavernas inmortalizaron su existencia,  que buscan significar algo desde una memoria revuelta entre aguas y arenas. Comprender su significación, percibir su presencia nos remite a entrar en su dimensión desde la estética de un espacio y un tiempo presente. Así logramos encontrarnos en lo q ellos significan, en lo q ellos ni dicen ni callan y escucharlos.

Tierra abierta, tierra negra, ni estrellas ni distancias, la potencia de lo inaudible se hace audible, se gesta desde sus entrañas, se fortalece y asoma como una cartografía de lo contemporáneo que ilumina la oscuridad de los escenarios mas luminosos, para que esas luces no nos encandilen , para mostrarnos el origen de todos los exilios.

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